Longaniza para Longanice
En la calle Gascón de Gotor se encuentra el Bar Naranjo, vestigio del casticismo baruno. Estamos en los predios del carajillo y la faria, del vermú de los domingos a la salida de misa, de los azucarillos usados y las colillas en el suelo. Hay una pantalla gigante para los partidos de fútbol y, además, un gran surtido de fritos. No se trata aquí de buscar el acabado sublime sino de encontrarse con el gusto popular. El ambiente puede estar en ocasiones algo cargado por el humo, los camareros un tanto secos o el volumen del televisor demasiado alto, pero es que este no es lugar para un té con pastas, aquí triunfan la caña y los flamenquines, las croquetas...
Hay también raciones y bocadillos. En cuanto a bocatas, no esperéis innovaciones, ni cocina creativa ni mezclas exóticas ni... Aquí un bocadillo de chorizo es eso: chorizo y pan. Tomé un bocadillo de longaniza doble, esto es, con dos piezas de longaniza. Tal vez le faltaban unos segundos en la sartén, pero el pan estaba bueno e incluso diría que era de leña, nada que ver con el pan gomoso que venden al principio de la calle.
Las raciones son generosas y los precios ajustados, todavía es posible pensar en pesetas. Los domingos por la mañana es un clásico.